sábado, 18 de noviembre de 2006

GUADALAJARA, de Quim Monzó

Vuelve el Monzó de siempre, el Monzó de las grandes ocasiones; un Monzó seguro y firme en su estilo, incisivo, duro, seco, implacable, sin concesiones; historias que dejan una sonrisa helada en los labios del lector. Después de las probaturas de sus primeros libros: Uf, dijo él y Olivetti, Moulinex, Cattofeux etMary, y aparte de la obra fallida que, a mi entender, representaba El porquè de todas las cosas (aunque, paradójicamente, fue el libro que le abrió las puertas del gran público), éste es un libro que conecta con lo que explicaba en La isla de Maians, es decir, una obra enorme, magnífica, buenísima, a la altura(no exager) de su último libro hasta ahora: El mejor de los mundos (Tuve la suerte de descubrir Monzó leyendo, precisamente, este libro -lo mejor sin duda-; al igual que descubrí Camilleri con La concesión del teléfono, o Javier Marías con Mañana en la batalla piensa en mí... ¿qué más se puede pedir?)

Si tuviésemos que hacer un top ten de la literatura catalana, en cuanto al género del cuento, sería el siguiente:

1) Pere Calders
2) Quim Monzó y Sergi Pàmies (con matices: mejor el primero que el segundo).
3) Pere Guixà, Manel Zavala i Jordi Puntí (pendiente aún de leer su aclamado Piel de armadillo). (Casualmente lo adquirí en unos grandes almacenes por el módico precio de 1€; hice el esfuerzo de leerlo pero no pude: lo dejé a las 30 páginas.)

Por lo que respecta al título del libro, la verdad es que es toda una incógnita (de hecho, ni tan solo sé si se refiere a la Guadalajara mejicana o española, ¿realmente importa?).

Algunas de las maravillas que se incluyen en el presente volumen son las siguientes:

Vida familiar: La historia de un clan familiar con una peculiarísima costumbre: cuando los niños llegan a la edad de nueve9 años se les corta el dedo anular de la mano izquierda; un miembro de la familia querrá romper con esta rechazable costumbre. Un cuento espléndido, para ir abriendo boca con lo que nos espera más adelante. Me recuerda a la nouvelle (novela corta) de su último libro. Otra vez nos encontramos ante la mirada inocente de un niño, al igual que pasaba en Redacción o el niño que en el colegio le decían "hijo de puta" y se lo tomaba a rajatabla, o sea, que su madre era una puta.

La reelaboración de Mitos Clásicos: como el caballo de Troya, nada que ver, por cierto, con la estirpe de JJ Benítez (No en vano, otro cuento de él se titulaba La euforia de los troyanos.) Aquí, Monzó nos explica las miserias de grandes personajes de la historia al detalle.

Una relectura de Leyendas Populares: como Robin Hood o Guillem Tell, magníficas ambas, sobre todo la última, con un final ex abruptus, que nos deja sin aliento (tal como sucedía con el cuento de Marías, Un viaje de novios).

La intertextualiad: Monzó hace un homenage al Gregor Samsa de La metamorfosis, de Kafka, pero aquí le da la vuelta a la historia, o sea, una buena mañana una cucaracha se despierta transformada en un ser humano... admirable.

La Metaliteratura: en dos cuentos:

1) Un escritor se da cuenta de que sus libros sólo hacen que predecir hechos que se cumplirán en el futuro (la mujerque lodejó, el amigo que lo va a traicionar), con la particularidad de que en el libro que acaba de finalizar hay, por primera vez, una muerte (la suya, implícitamente).

2) Una historia cien por cien100% de Borges: lo mejor de los libros son sus inicios, no merece la pena desarrollarlos, porque la imaginación de potenciales lectores supera el plan ideado por el escritor (¿estaría pensando Monzó en la infinidad de relatos que guarda en su cajón W?).

El dia de cada dia: un cuento al estilo Tomeo que es un elogio de la ficción, del poder de la palabra (como en el espléndido cuento de Alberto Mández en Los girasoles ciegos) y de la fuerza de la imaginación. La historia de un mentiroso compulsivo y de la necesidad de los otros de creer en cosas inverosímiles (el asunto no es nuevo; Cadalso en sus Cartas marruecas -S. XVIII- ya nos decía cuatro cosas de todo eso.)

El poder de la paraula: tres3 actitudes diferentes ante la vida:1) El hombre que ha decidido callar.2) El hombre que habla por los descosidos.3) El hombre que habla solo.

La força centrípeta: Monzó ya tenía un cuento con un título parecido (La força centrífuga, si no me equivoco) que acabó descartando de su antología. El presente es un relato de película, al más puro estilo del género fantástico (o sea, Borges, Cortázar y Calders): cada vez que un hombre quiere salir al rellano de su casa se encuentra que acaba saliendo a su recibidor. Hay una graduación que va de lo más particular a lo más general (casa-edificio-ciudad) y encontramos también un personaje que nos debería sonar, una especie de suicida que no predica con el ejemplo.

Estratègies: un cuento de lo que supone ir contra las normas: el estudiante que decide suspender; el candidato a alcalde que vota otro partido; y el actor que está harto de representar la obra que tiene tanto éxito, pero que si se analiza fríamente resulta ser uno bluf (intento no tan logrado como hace Cortázar en la memorable "Instrucciones para John Howell", dentro de Todos los fuegos el fuego.)

Vida dels profetes: son evidentes las influencias de Borges y el uso de las técnicas de la amplificatio y acumulatio. Historia de uno profeta que no se acuerda de sus visiones (hilo argumental construido sobre una paradoja: entonces, ¿de qué le sirve ser un profeta?). Su hijo sí que se acuerda de las suyas, pero nunca puede tener contento a todo el mundo (es lo mismo que nos viene a decir el exemplum del Conde Lucanor, aquél donde un padre y su hijo llevan un asno al mercado; vayan como vayan: ambós montados, todo dos a pie, el uno montado y el otro a pie, nunca contentarán a todo el mundo: TODA UNA LECCIÓN PARA LA VIDA.) El hecho es que el don que tiene el hijo acaba convirtiéndose en un dolor de cabeza porque lo puede predecir todo, hasta lo más insignificante (parecido a lo que le pasaba al personaje de Funes, el memorioso, de Borges que recordaba cualquier pequeño detalle de la vida), de manera que la vida ya pierde sentido y emoción para este hombre que sabe que la mujer que acaba de conocer lo dejará cuando tengan su primer hijo, o que el panadero se morirá la semana próxima, etc. Para acabar, le es revelada una visión final: ya no tendrá más visiones. El mundo le deja de lado y él, triste y consumido, profetiza que una bomba estallará en la estación de trenes de Berlín (evidentemente no se trata de ninguna profecía sino que es él mismo quien ha colocado la bomba.)

Durant la guerra: una historia llena de ambigüedad, con ecos de Kafka y el relato Las cerezas (dentro de la antología que Marías dedica a la narrativa inglesa).

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