sábado, 18 de noviembre de 2006

LA SOMBRA DEL VIENTO, de Carlos Ruiz Zafón

Influencias: Pérez-Reverte y Eduardo Mendoza.
Miscelánea: Novela de aventuras, novela gótica, novela por entregas o folletín, novela juvenil.

Los defectos o desventajas:

1) La falta de un estilo propio al inicio de la obra; es como si el autor pensase: “Me gustan tanto los dos que les haré una especie de homenaje” (En el libro aparece un doctor Mendoza y el personaje de Romero de Torres es típico de Pérez- Reverte).

2) La tozudez en demostrar que escribe muy bien, muy bonito (Zafón no es, de ninguna manera, Stefan Zweig, entendámonos). Lo que consigue es hacer un texto ramplón (¡dedícate a contar una buena historia, pero no pretendas, además, escribirla con un lenguaje sublime!).

3) En la página setenta y algo ya ha repetido más cien veces las palabras “tinieblas” y “asintió”.

4) Noto un plan preconcebido de hacer la gran novela sobre Barcelona (se ve que Mendoza y Marsé no lo habían conseguido); por cierto, Sergi Pàmies se burla de tanta solemnidad titulando un libro de cuentos suyo La gran novela sobre Barcelona (¡¡magnífico!!).

Zafón tiene la imperiosa necesidad de narrar mil y una historias:

• La de la nodriza Jacinta cuando llegó a Barcelona.
• La vida de juventud del sombrerero Fortuny con su mujer, la profesora de música francesa Sophie Carax.
• Los orígenes del palacete Aldaya, con aquella historia del indiano que se ha hecho de oro (una fortuna, vamos) en las Américas y viene acompañado de una nativa, que no es otra que su amante.
• Las turbias historias del Tenebrarium, antigua feria de monstruos y casa de citas.
• Las aires de grandeza que tiene en su cabeza la portera del colegio: Ivonne, uno rasgo que nos hace pensar en las novelas realistas de Galdós (Rosalía Pipaón en Tormento, sin ir más lejos).

5) Zafón lo cuenta todo, porque no quiere dejarse nada. Pero una de las reglas de la novela es no explicar dos veces una misma cosa (narración iterativa, si no recuerdo mal), y Zafón no es Tarantino, así que hay hechos que repite sin razón y no veo ningún sentido aeso.

6) El ambiente folltinesco llega a cotas elevadísimas y a grados impensables cuando nos enteramos que Carax y Penélope son hermanos.

7) Sale muy mal parado intentando explicar las escenas eróticas.

8) La disociación entre el tono con el que habla Fermín Romero de Torres y la seriedad que pide la historia.

9) De un personaje como Núria Monfort saca mucho más jugo Eduardo Mendoza en El misterio de la cripta embrujada.

Los puntos a favor, ventajas y logros:

1) La parte final (las últimas doscientas páginas, digamos) se devoran a una velocidad asombrosa; el interés del lector crece por momentos y, verdaderamente, quedas atrapado en la trama de la novela.

2) Las sorpresas: el actual inspector Fumero es el hijo de la portera Ivonne; Laín Coubert (¿guiño al pintor Courbet?) no es el diablo sino el propio Carax (resonancias de El Club Dumas, de Pérez-Reverte, Me dicen que diga quién soy, de Enrique Vila-Matas y Siete cuentos imposibles, de Javier Argüello).

La pregunta: Por qué hay gente que lee el libro en catalán pudiendo entenderlo en el idioma original.

La conclusión: es un libro que está bien, con lagunas, pero que (a diferencia de Soldados de Salamina) no merece el éxito que tiene.

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